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sábado, 29 de diciembre de 2012

La Pasto Verde. Historia de una vieja milica.

Carmen  Funes  precursora del petróleo en Plaza Huincul,
Toda una vida al servicio del país


La india, la gaucha junto con la cautiva y la fortinera fueron  las mujeres prototípicas que habitaron el “desierto pampeano del siglo XIX”.


























El  desierto durante gran parte del siglo XIX se iniciaba según la mayoría  de los autores en el río Salado,  pero con el transcurso de la centuria se fue corriendo  por  una hileras de pobres fortines y, se prolongaba, interrumpida por algún manchón de población pionera,  hasta los confines cordilleranos.

Todas estas mujeres tuvieron un denominador común, cada una al lado de su hombre, sea criollo o indígena, simple gaucho o soldado,  por voluntad u obligada,  contribuirán a conformar los primeros centros urbanos e incorporar esa tierra, por siglos considerada botín de guerra,  a la nueva patria que se estaba construyendo.

Cuando las leyes comenzaron a reclutar a los gauchos para el servicio militar en los fortines, por el cargo de vago y mal entretenido, la mujer criolla partió detrás de sus hombres, ya fueran marido o hijos, convirtiéndose en fortinera.

Al comienzo esos fortines conformados por un perímetro de palo a pique, y rodeados de fosos secos, con un par de ranchos que actuaban como comandancia, arsenal y barracas, custodiados por los infaltables mangrullos, solo contaron con una tropa en su totalidad masculina. Pero de a  poco se fueron sumando algunas mujeres, acompañando hijos, maridos o padres.  
Al comienzo el poder militar las aceptó de mala gana, y las destino a cocinar, lavar y remendar  uniformes, curar enfermos, asistir a los bailes pero también a los velorios y  rezar por el alma de los difuntos, entre otras tareas históricamente rotuladas como femeninas.
Ante las condiciones desdichadas a las que se  sometía a la tropa, cuando las deserciones comenzaron a diezmar el ejército improvisado, los mismos comandantes fueron dándole otro valor a “la chusma” que los seguía. Así  calificaron al comienzo, a las mujeres y los niños. De a poco fueron ganándose el ser consideradas parte de la tropa.







Fotografía de fortineras.
Fotolog del Ejército Argentino
Otras veces las avanzadas sobre los toldos encontraban solo mujeres y niños, ya que los hombres diestros jinetes lograban escapar ante la entrada del huinca. Esta situación hizo que se le diera a elegir a las chinas unirse en cristiano matrimonio con los gaucho-soldados que llegaban, para evitar quedar como prisioneras. Así lo representó el escultor Lucio Morales Correa, en su "Cautiva al revés".
El Estado termina favoreciendo  a estas “familias militares”,  las provee de raciones en los campamentos, de caballos en caso de viaje y se encarga de la educación de los hijos. Es que se dieron cuenta que estas familias que se habían formado por mujeres corajudas que llevando en brazos aún a sus hijos lactantes y que les siguieron pariendo y cuidando la prole a aquellos gauchi-soldados, se habían  constituido en el único sentido de lucha y regreso al fortín para aquellos verdaderos condenados, como dice Martín Fierro.
En su paso al cuartel aquellas mujeres perdieron sus nombres originales, todas terminaron llevando sus apodos, como “La Siete ojos”, “La Mamboretá”, “La pocas pilchas”, “La Pasto Verde”, y “La Mamá Carmen” entre otras muchas.

El velorio del angelito,  los bailes, las reuniones de juego de naipes, de la  taba, juegos de pato, carreras cuatreras, sortija y riñas de gallos eran motivos convocantes para los gauchos. En todas estas escenas han quedado inmortalizadas también las mujeres, casi siempre acompañando, con mate en mano. Como se puede observar en el cuadro de Juan Camaña. "Soldados de Rosas jugando naipes" de 1852 que se encuentra en el Museo Histórico Nacional. Bs. As.
Dato poco conocido es que la llamada “Conquista del Desierto”  fue llevada a cabo por el Gral. Roca, con  6000 hombres y 4000 mujeres y niños, en 1879. 

Fue la culminación de una prolongada historia de relaciones ambiguas entre la sociedad blanca y los habitantes originarios de la Pampa y la Patagonia, separadas por una débil frontera armada por las líneas de fortines, que como dijimos anteriormente se fue trasladando con el tiempo. Pero a partir de la Organización Nacional se había decidido terminar con el indio, ya que éste se presentaba como un obstáculo para la inserción de nuestro país en el concierto de naciones, con el papel de productor agroexportador.

Como lo hiciera Oscar Campos en el cuadro de "La Bondad de Doña Carmen", patrimonio del Museo Carmen Funes de Cutral Co, a la izquierda incorporado en este texto también  en la obra de teatro que escribe Lilí Muñoz, que se estrenó el 15 de noviembre de 1997 titulada “Cuartelera”,  con la intención de rescatar y  ficcionalizar la vida de una  mujer que formó parte de la Conquista del Desierto, allá por 1879, ambas deja una semblanza de aquellas mujeres.  

Se trata de Carmen Funes de Campos, más conocida por su sobrenombre militar: “La Pasto Verde”. Ella se habría sumado a la tropa desde la columna que salió de Mendoza de muy joven y no quiso retornar,  luego de servir a la tropa se afincó en la zona que hoy se conoce como Plaza Huincul, en una aguada  en medio de la estepa desnuda. 

Era una constante que Doña Carmen, "La Pasto Verde", le contara a los huéspedes de su posta del olor a kerosene que tenía su aguada. Hasta que un día sus quejas fueron escuchadas y llegaron los ingenieros que encontraron Petróleo en Plaza Huincul.
Esa aguada situada a 105 km. de Neuquén y a 84 km. de Zapala, constituía el lugar obligatorio de parada y descanso entre ambos puntos para todos los viajeros de fines del siglo XIX y comienzos del s XX. 

Hoy,  a la vera de la ruta 22,en Neuquén, se puede ingresar al Parque Temático que reproduce aquella posta. Caminando por sus senderos, se puede recorrer la cocina, con su horno de barro, las habitaciones de huéspedes, el corral de sus cabritos y  se puede llegar al lugar de su tumba, desde donde permanece custodiando ese rinconcito de estepa desde 1916.

Con el objetivo de darle un lugar y un reconocimiento en la historia argentina, el Honorable Senado de la Nación convirtió en ley, el proyecto de autoría de la Diputada Nacional Alicia Comelli por el cual se declara monumento y lugar histórico nacional el sepulcro y las ruinas de los ranchos de la “Pasto Verde”.
La ley lleva el Nº 26.788, y en su artículo  declara "lugar histórico nacional, en los términos de la ley 12.665, el predio donde se ubican el sepulcro y las ruinas de los ranchos de La Pasto Verde, situados sobre la margen de la Ruta Nacional 22, al ingreso de la ciudad de Plaza Huincul".

ver link: http://aliciacomelli.com.ar/el-sepulcro-y-las-ruinas-de-los-ranchos-de-la-pasto-verde-son-monumento-y-lugar-historico-nacional/












 El lunes 22 de abril del 2013 junto a este cartel que distribuye las dependencias de la vieja posta, la Comisaria de la Mujer descubrió una placa con la letra de la canción a la Pasto Verde, copio link:

  http://www.noticiasdeplottier.com.ar/index.php/component/k2/item/3671-placa-en-memoria-de-la-pasto-verde-e-inauguraci%C3%B3n-de-la-comisar%C3%ADa-de-la-mujer.html


Retomando la obra de Lilí Muñoz, Cuarteleras, en la Escena II: frente a un espejo, las cuarteleras representan acciones femeninas como coser, peinarse, dar de mamar, preparar la comida; se prueban ropa, pero también limpian armas, curan heridos, forman fila, presentan armas y como vínculo entre ambos tipos de acciones hacen el amor en el suelo.
También el folcklore recuerda su figura en la zamba del poeta neuquino Marcelo Berbel.

LA PASTO VERDE
Aguada de los recuerdos, lejanos
Tapera de un dulce ayer,
Tiempo de la "Pasto verde",
Zamba del coraje hecho mujer.
Tiempo de la "Pasto verde",
Zamba del coraje hecho mujer.

Brava gaucha en los fortines, sureños,
Bella flor del jarillal,
Mil soldados te quisieron,
Pero la tierra te quiso más.


Sobre la reja, entre las piedras
Donde duerme tu voz,
Mi guitarra lloró.
Sola, esta zambita por las noches
Quiere darte luz,
Porque le duele que digan
Que el criollo neuquino te olvido.

Quién te llamó "Pasto verde", fresquita
Tal vez tu aroma sintió,
Poema de los desiertos,
Versos de un coplero que pasó.

Quizás hablen de tus años, de moza,
La aguada, el grillo, el zampal,
Años de lanza y romance,
Sangre que secó el viento al pasar.
En La Pasto Verde encontramos la alegoría del amor sin condiciones, ya que ella ama a Campos, el soldado al que siguió pero permanece en la Aguada, no lo sigue a cordillerear, cuando éste supuestamente deserta.
Carmincha, como  Campos llama a su amante, es metáfora de renunciamiento ya que no tiene fuerzas para dar vida al hijo que espera, sino que se deja secar porque ella era una cuartelera, una mujer-para-todo-uso, la maternidad no le estaba permitida. Se instala con fuerza la imagen del cuerpo, instrumento erótico, proveedor de placer, pero al que se le niega la posibilidad de ser portador de la vida.
La Pasto Verde según dice la tradición oral de la zona, muere de parto, pero también muere de amor, resabio de heroína romántica.
En el Museo Municipal de Plaza Huincul en la vitrina dedicada a ella aparece la foto de éste que sería su hijo predilecto dice un cartelito, pero no se sabe si se trata de un hijo verdadero o algún niño que adoptó como tal. Por su vestimenta, ese muchacho igual que La Pasto Verde se incorporó al ejército.

Esta presencia de mujeres en los fortines venía de mucho tiempo, Demare y Fregonese guionarán una vieja y recordada película nacional ambientada en las pampas en la época de Rosas, “Pampa Bárbara”, protagonizada por Luisa Vehil, Francisco Petrone y Enrique Muiño, en la que reflejan la historia de un comandante de frontera que iniciará una expedición hacia la pampa blanca para reclutar mujeres para afianzar así la permanencia de su tropa en uno de aquellos endebles fortines. Similar temática aborda la película "El último perro".

Las mujeres ya no sólo hacen lo que se espera que hagan, sino que también saben calzarse el uniforme, tomar el cuchillo, el fusil, subir mangrullos y hasta hacer disparar cañones cuando las circunstancias lo pedían. Existen relatos de un comandante que entre sus ordenes incluía “abajo las polleras”, lo que activaba a estas mujeres para meterse el uniforme y ocupar un lugar más en la tropa, que más no fuera para simular mayor número de soldados y así meterle miedo al indio. 

Muchas de ellas pudieron ser acreedoras así de pensiones de guerra y hasta recibieron cargos militares por sus hazañas.

Los viejos fortines se convirtieron en incipientes poblados y futuras ciudades, donde habitaron algunas viejas familias veteranas de las guerras contra el indio, entremezclándose con los nuevos inmigrantes que venían sedientos de cultivar nuestra tierra.

Con la Expedición del Gral. Roca se termina  la ocupación del desierto “bárbaro” por parte de un ejército que se creía portador de  “la civilización”, que venía a apropiarse de esas “tierras vacías” para ponerlas en producción. Se logró la unidad territorial, se efectivizó el control de ese espacio  por parte de las autoridades y  leyes de la Nación,  la tierra en parte se convirtió en premios militares, pero la especulación de los sectores allegados al poder terminaron concentrándola en grandes latifundios que siguieron  enriqueciendo a una élite patricia que  sembró castillos en medio de la llanura.

Se alambró la pampa,  los viejos fortines se convirtieron en ciudades, se trazaron ferrocarriles y líneas telegráficas  que unían fácilmente las regiones productoras con el puerto, se terminaron de determinar los límites con Chile, y lograrnos insertarnos en la organización mundial de la economía como país agroexportador. 

Cambió el paisaje, aparecieron los verdes de las arboledas, de los cultivos que abría el arado y  el de las pasturas artificiales para los nuevos ejemplares de ganado  que se mestizarán con nuestras viejas  razas,  para convertirnos en el granero del mundo.

Y como en otros momentos de la historia,  las mujeres volvieron a ser, “lo que debían ser”.  

Claro que siguieron acompañando al hombre,  pero en papeles más convencionales para mi gusto,  más ajustados a la mentalidad cristiano-occidental que  venera  a la mujer, en tanto madre y esposa.





FUENTES

Echeverría, Esteban. “La Cautiva”. Bs As. CEAL. 1987
Hernández, José. “Martín Fierro”. Bs.As. Colecciones Célebres. 1982
Lobato, Mirta Zaida (Dir.) “Historia con Mujeres. Mujeres con Historia”.1º ed. Bs As. Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras UBA.2008 /CD
Alimonda, Héctor y Ferguson, Juan. “La producción del desierto. Las imágenes de la Campaña del Ejército Argentino contra los indios, 1879”. En: htto://www.antropologiavisual.cl/Alimonda_&_Ferguson.htm
Vedoya, Juan Carlos. “La mujer en las Pampas”.  (En: Revista Todo es Historia. Dir. Félix Luna. Bs.As. Año VII. Nº95 Abril 1975)
Alonso de Rocha, Aurora. “Señoras y Señoritas. Un aporte a la historia de las mujeres bonaerenses”. (En: Revista Todo es Historia. Dir. Félix Luna Bs As Año XXIII. Nº 259.Enero 1989)
Pichel, Vera. “Las cuarteleras”. Bs. As. Planeta.1994. Colección Mujeres Argentinas dirigida por Félix Luna.
Martínez  Araoz, Gabriela. “Notas sobre la contribución de la mujer en la Conquista del Desierto”. (En: Academia Nacional de la Historia. Bs As. Congreso Nacional de Historia sobre la Conquista del Desierto. Ciudad Gral. Roca. 6 a 10 de nov. 1979. Bs As. 1980. Tomo IV.
Sarmiento, Domingo Faustino. “Facundo. Civilización y Barbarie”. 10ª edic. Bs. As.  Sopena. 1963
Rosasco, Eugenio “Color de Rosas”. Bs. As.  Sudamericana. 1992
Obligado, Pastor. “Tradiciones Argentinas”. Bs As. Hachette. 1955
Mac Cann, William.   “Viaje a caballo por las Pcias. Argentinas”. Busaniche traductor. 2º ed. Bs. As.  El Ateneo. 1939
Gutiérrez, Eduardo. “Croquis y siluetas militares”. Bs. As. Hachette. 1956
Jascalevich, Elsa “Mujeres Argentinas” (En: 500 años de Historia. Las Mujeres y sus luchas. Tomo 27.  Dir. Félix Luna. Bs As. Editorial Abril. 1988.)
Bonelli, Florencia. “Indias Blancas”. 1º ed. Bs.As. Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara. 2010. 2 tomos.
Siracusa, Gloria. “Pasto Verde: metonimia de una historia negada”. Revista Pilquen. Viedma enero-dic 2009. Facultad de Humanidades - Universidad Nacional del Comahue

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Fuentes fílmicas
“Pampa bárbara”. Dir. Lucas  Demare y Hugo Fregonese. Argentina.1945.
Martín Fierro” Dir. Leopoldo Torre Nilson. Argentina. 1968.
FUENTES FOTOGRAFICAS
Propias en el Parque Temático La Pasto Verde y en vitrinas de la sala histórica del Museo Carmen Funes de la Municipalidad de Plaza Huincul.